
Buenas prácticas para formular productos de limpieza de alto rendimiento
Ante la enorme variedad de materias primas de que disponen los formuladores a la hora de desarrollar un producto, este momento puede resultar alucinante. Con este artículo, pretendemos ofrecer un punto de partida más claro y eficaz para los formuladores que deseen desarrollar productos de limpieza de alto rendimiento, seguros y rentables.
Comprender las familias de productos de limpieza
Antes de sumergirnos en las prácticas de formulación, es importante establecer una división didáctica de los tipos de productos de limpieza, limitándonos a una familia específica de productos. Esta categorización ayuda a reducir el número de variables y facilita la elección asertiva de los ingredientes.
Así, separaremos las familias de la siguiente manera:
- Limpiadores: Multiusos, Perfumados, Desengrasantes, Flotantes, Limpiacristales
- Detergentes: Lavavajillas, Lavadora, Detergentes para automóviles
- Desinfectantes: Productos con acción bactericida probada (domésticos o profesionales).
- Cáusticos: Desincrustantes, Desengrasantes, Limpiadores de planchas y parrillas
- Oxidantes: Lejía, lejías cloradas y no cloradas
- Ácidos: Limpiador de aluminio, Limpiador de piedra, Post-obra, Decapantes
- Baja espuma: Limpieza CIP, Lavavajillas automático, Fregasuelos automático
En este artículo, nos centraremos en las buenas prácticas de la familia 1. Limpiadores: Multiusos, Perfumados, Desengrasantes, Flotantes y Limpiacristales.
Buenas prácticas para el desarrollo de limpiadores
A la hora de formular un limpiador de esta categoría, es esencial buscar un equilibrio entre eficacia, facilidad de uso y acabado superficial. He aquí los puntos principales:
Espuma controlada y fácil enjuague:
Es deseable que el producto sea fácil de enjuagar o que no necesite enjuague. Para conseguirlo, la formación de espuma debe ser controlada y los niveles de ingredientes activos deben ser lo más bajos posible, siempre que garanticen la eficacia esperada, para no generar demasiados residuos de producto en la superficie después de la limpieza.
Elección del tensioactivo:
Los tensioactivos no iónicos, especialmente los alcoholes grasos etoxilados con HLB entre 11 y 13, son los más adecuados. Ellos ofrecen:
- Espuma controlada
- Alta detergencia
- Buena solubilidad y compatibilidad con fragancias
- Acabado limpio, sin bruma ni residuos.
Alternativas al Nonilfenol 9,5 EO
A pesar de ser una elección común entre los formuladores, el Nonilfenol 9,5 EO está restringido en muchos mercados internacionales por razones medioambientales y toxicológicas, como Europa y Estados Unidos.
Tampoco es cierto que sea la molécula más rentable. Macler ha desarrollado investigaciones y formulaciones con alternativas más sostenibles e incluso con costes más competitivos que el uso del Nonilfenol.
Una opción que se destaca en esta investigación y desarrollo es el uso de Berol 175, un alcohol graso altamente eficiente producido por la multinacional Nouryon y distribuido exclusivamente por Macler en Brasil para el mercado de higiene y limpieza.
El Berol 175, como la mayoría de los etoxilatos no iónicos, tiene espuma media, detergencia alta y es líquido. Esto acaba generando los siguientes comportamientos deseados:
- Media espuma: facilita el enjuague
- Alta detergencia: tiene HLB 11 a 13 y permite trabajar con bajas dosis de ingrediente activo, garantizando una buena eficacia para no generar demasiado residuo después de la limpieza
- Producto líquido: evita la cristalización y las manchas blanquecinas
Coadyuvantes y alcalinidad:
Para maximizar el poder de limpieza, el uso de coadyuvantes (más información en nuestro artículo sobre el tema) y el ajuste del pH para una ligera alcalinización son estrategias fundamentales.
El coadyuvante más rentable suele ser el Tripolifosfato sódico, que es muy eficaz como dispersante y produce suficiente alcalinidad libre para ayudar a aumentar el pH y, por tanto, el poder de limpieza. Sin embargo, este producto tiene un impacto medioambiental en términos de eutrofización debido al fosfato.
Por ello, se pueden utilizar otras opciones más sostenibles, en particular el secuestrante Dissolvine GL 47-S. De origen 100% vegetal y rápidamente biodegradable, este producto es una alternativa moderna para quienes buscan formulaciones más limpias y responsables. Actúa como un eficaz secuestrante, especialmente útil para proteger fragancias, colorantes y conservantes de los iones metálicos.
Además, es muy importante utilizar un conservante adecuado, una buena fragancia y un colorante de calidad combinados con un secuestrante eficaz como Dissolvine GL 47-S para protegerlos de los iones reactivos.
El tensioactivo adecuado, un buen coadyuvante y un pH ligeramente alcalino (9 a 11) son la base de un limpiador de alto rendimiento.
Requisitos adicionales por aplicación
Cada subcategoría de limpiador tiene matices que deben tenerse en cuenta en la formulación final:
Limpiadores multiusos, perfumados y flotantes:
Se puede añadir alcohol etílico o isopropílico para acelerar el secado tras la limpieza. Los niveles bajos (1 a 2%) ya producen un buen efecto de secado. Hay que tener cuidado con el exceso, ya que puede deshidratar la superficie y hacer que aparezcan cristales, con el consiguiente aspecto mate o manchado.
Desengrasantes y Limpieza de Cocinas:
Este problema de la revelación de cristales se vuelve aún más problemático en el caso de los desengrasantes, concretamente cuando se aplican para limpiar cocinas, frigoríficos y electrodomésticos. Muchos de estos electrodomésticos tienen partes metálicas o pintadas brillantes que hacen aún más visibles los cristales secos. Por este motivo, la adición de glicoles como el butilglicol o el butildiglicol ayuda a evitar este efecto al crear una película muy fina que mantiene la superficie “hidratada”, impidiendo que se revelen estos cristales y dejando la superficie más brillante.
Limpiacristales:
En este caso, el uso de alcohol en combinación con un glicol es importante, ya que necesitamos un secado más rápido. Por eso recomendamos utilizar concentraciones ligeramente superiores de alcohol (del 2 al 4%) y un glicol, para no deshidratar la superficie y provocar manchas persistentes.
Para más detalles, consulte nuestro artículo específico sobre la formulación de limpiacristales. Haga clic aquí.
Una base técnica con margen para la innovación
Las buenas prácticas aquí presentadas ayudan a orientar el desarrollo desde un punto de vista ampliamente probado y utilizado en todo el mundo, pero no excluyen la creatividad y la innovación del formulador. Al contrario: dominar los fundamentos abre espacio para proponer soluciones disruptivas sin comprometer la eficacia ni las expectativas del consumidor.
Como es habitual, Macler proporciona materiales complementarios con las dosis sugeridas y las materias primas recomendadas para cada tipo de formulación.
Hable con nuestro SmartLab y descubra cómo podemos ayudarle a desarrollar su próximo producto de éxito.

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